Según las informaciones
que hemos podido reunir, en el mundo hay tres lugares que llevan el nombre de
Comendador. Dos de esos lugares están en Brasil y el otro está en la República Dominicana.
Los de Brasil se llaman Comendador Gomes y Comendador Levy Gasparian,
respectivamente. El primero es municipio del Estado de Minas Gerais, y el
segundo, municipio del Estado de Río de Janeiro. El Comendador dominicano es el
municipio principal de la provincia Elías Piña, y está ubicado en la frontera
dominico-haitiana. Aunque sin muchas pruebas documentales, se da como un hecho
que en 1492, cuando los españoles llegaron a la isla, el territorio donde tiene
su asiento el municipio de Comendador era sede de “El Duán”, uno de los 26
nitaínos en que estaba dividido el extenso Cacicazgo de Jaragua, dirigido en
ese momento por el cacique Bohechío y luego por su hermana Anacaona, quien
asumió la dirección del reino tras el fallecimiento del primero. Ahora bien,
¿cuándo y por qué se le dio al antiguo nitaíno de “El Duán” el nombre de
Comendador? Es esta una pregunta que hasta ahora ninguno de los estudiosos que
han abordado el tema ha respondido satisfactoriamente, aunque todos coinciden
en señalar que el nombre honra a Nicolás de Ovando, el tercer gobernador
español de nuestra isla y precisamente quien destronó a la reina Anacaona y
destruyó el Cacicazgo de Jaragua. Veamos el resto de la historia:
Las palabras “comando”,
“comandante” y “comendador” tienen el mismo origen. Se derivan del término
“encomienda”, que viene del latin “in commendam”, frase que antiguamente era
usada por la Iglesia Católica cuando alguien desempeñaba un cargo eclesiástico
temporalmente. De manera, pues, que “commendam” es el acusativo de “commenda”,
que quiere decir “confianza” o “custodia”. “Commenda” viene del verbo
“commendare”, que significa “poner algo en custodia”. De ahí viene el término
Comendador.
La primera definición de
“comendador” en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es
“caballero que tiene encomienda en alguna de las órdenes militares o de
caballería”. Otro significado de “comendador” en el referido Diccionario es
“hombre que en las órdenes de distinción tiene dignidad superior a la de
caballero e inferior a la de gran cruz”. Comendador también se les llama a los
prelados en algunas órdenes o congregaciones religiosos, entre ellas la de la
Merced, lo mismo que al caballero que tiene encomienda o dignidad superior en
alguna de las órdenes militares.
Según Wikipedia (La
Enciclopedia Libre), el término comendador puede designar a la persona al mando
en una institución militar, la persona con mayor jerarquía en algunas
congregaciones vinculadas a órdenes militares, a la persona que dirige una
diócesis, arquidiócesis o abadía cuya silla se encuentra vacante, al miembro de
una orden militar responsable de los archivos de la misma. En la Soberana Orden
de Malta, el Gran Comendador es el superior religioso de los Caballeros
Profesos y de los Caballeros y Damas de Obediencia.
(A lo mejor algunos de los lectores de este
recuento recordarán al famoso “Comendador Joao Fernández”, el exitoso papel
realizado por el actor brasileño Víctor Wagner en la telenovela “Xica da
Silva”, escrita por Walcyr Carrasco, dirigida por Walter Avancini y Jacques
Lagôaestá y protagonizada por Taís Araújo, con la participación antagónica de
Drica Moraes. En esa telenovela se refleja claramente el papel que ejercía un
comendador en la época colonial).
Aunque es algo que no se
puede establecer de manera contundente, existe la posibilidad de que el nombre
actual del municipio de Comendador se haya originado a partir de 1504, fecha en
que el entonces gobernador Nicolás de Ovando hizo una incursión militar en el
cacicazgo de Jaragua, en el marco de la cual asesinó más de medio centenar de
líderes de ese reino indígena, incluyendo a la soberana Anacaona, que en ese
momento también gobernaba el cacicazgo de Maguana.
Incluso, hay que dejar
abierta la posibilidad de que el jefe del nitaíno de “El Duán” (actual
Comendador) estuviera entre los “alcaldes” indígenas que fueron asesinados
durante la nefasta incursión de Ovando en Jaragua, pues se trató de un macabro
operativo planificado para descabezar de un solo golpe al referido cacicazgo y
de esa manera dejar completada la conquista de la isla para la corona española.
“Sobre la matanza de
Jaragua, existe una leyenda difundida por generaciones de eliaspiñenses, que
señala la posibilidad de que las cenizas mortales de los indefensos aborígenes
ahorcados en este hecho inhumano, se encuentren depositadas en una pequeña
elevación localizada al oeste del antiguo nitaíno de El Duán, sede actual de la
ciudad de Comendador, capital de la provincia Elìas Piña”, afirma el
investigador comendadorense Rafael Emigdio Caamaño Castillo, en un importante
trabajo que publicó en el portal de internet Barrigaverde.net.
En todas las referencias
más o menos antiguas que se tienen hasta ahora se habla simplemente
“Comendador”, no obstante la costumbre de los españoles de ponerles nombres
largos a los pueblos que ellos mismos crearon en la isla. Este detalle ha
llamado la atención de más de un investigador e incluso algunos de ellos han
tratado de llenar ese “vacío” y para esto se han basado en el título nobiliario
de que se hallaba investido Nicolás de Ovando.
En su libro “Los
Carpinteros”, el desaparecido político y escritor Joaquín Balaguer escribe
cinco veces el término “Comendador del Rey”, al referirse a la capital de la
actual provincia Elías Piña, cuyo ambiente histórico y geográfico escogió como
escenario para ambientar su interesante historia novelada.
Contrario a Balaguer, el escritor
Caamaño Castillo sostiene que el nombre correcto debe ser “Comendador de
Lares”, que responde más exactamente al título nobiliario de que se hallaba
investido Ovando. Nosotros, en tanto, en lo que esperamos la aparición del
algún rayito de luz que ilumine nuestras mentes sobre ese particular, nos
referiremos a la capital de Elías Piña como Comendador, que es su nombre
oficial.
“En 1780, el Gobernador
Joaquín García Moreno dispone el cambio de nombre del hato de El Duán por el de
Comendador, para honrar a Frey Nicolás de Ovando, conquistador de la isla y
autor de la matanza de Jaragua”, refiere Caamaño Castillo, al referirse a la
fecha en que a Comendador le fue fijado ese nombre español.
Sin embargo, esa
afirmación confronta una dificultad evidente, y es que en la fecha que propone,
el gobernador de la colonia española de Santo Domingo lo era el brigadier
Isidoro de Peralta y Rojas, quien gobernó entre 1779 y 1785. García Moreno, al
que se refiere el conocido escritor comendadorense, ejerció esas funciones
entre 1785 y 1786 y (1789 - 1801), según las relaciones de gobernadores de
Santo Domingo que han sido publicadas hasta ahora.
Tan temprano como en
1508, un informe de una comisión gubernamental daba cuenta del alto potencial
del valle de San Juan (que incluye el territorio de Comendador, Las Matas de
Farfán. El Llano y Bánica) para el desarrollo de la ganadería. Ese gran
despegue del ganado en esta región se produjo entre 1530 y 1540, cuando la
ganadería sustituyó la minería como actividad económica en nuestra isla.
Entre 1605 y 1606, la
zona de Comendador sufrió los efectos de las evacuaciones forzosas realizadas
en la región por las autoridades de la isla, con la anuencia de la Corona
Española, con el propósito de ponerle fin al comercio ilegal con piratas
franceses, ingleses y holandeses que se aproximaban a las costas del Norte y el
Oeste a intercambiar productos con los habitantes.
Y es que en esta zona, el
ganado se desarrollaba libremente en sabanas extensas y con abundancia de
hierba y agua. Los informes de la época señalan que gran parte de ese ganado se
descarrió por la Planicie Central (ahora territorio haitiano), lo que motivó
que a raíz de las llamadas •Devastaciones de Osorio”, esa zona les sirviera de
escenario a los famosos “bucaneros”.
Sin embargo, todo parece
indicar que el real inicio de Comendador como poblado no indígena se produjo
precisamente a raíz de ese hecho funesto, a juzgar por informaciones que dan
cuenta de la presencia de negros cimarrones en la demarcación de “El Duan”.
Además de los negros cimarrones, en la zona incidían criollos de origen español
que se habían negado a obedecer la orden de evacuación dictada por las
autoridades.
“A principios del siglo
XVII, durante el gobierno de Antonio Osorio, en la época del insólito
acontecimiento de las Devastaciones de Osorio, Bartolomé Farfán de los Godos
fue asignado por dicho gobernador para realizar el canteo del ganado existente
en la parte occidental de la isla. En sus andanzas por la región sur, Bartolomé
Farfán tomó posesiones de propiedades, esclavos y grandes extensiones de
terreno en los cuales dejó algunas pertenencias”, se lee en un trabajo
publicado por el portal de internet rincondelvago.com.
Una arraigada tradición
que se remonta a esa época funesta, da cuenta de que el capitán Farfán de los
Godos se dedicó a cazar ganado silvestre con el que creó una gran hacienda que
abarcada gran parte del territorio donde están Las Matas de Farfán, Comendador
y El Llano, para lo cual se hizo ayudar de españoles que se habían negado a
abandonar la zona y de esclavos cimarrones.
“En el acta instrumentada
por el escribano Don Gaspar de Azpichueta el 11 de Octubre de 1606, dando
informe sobre los esclavos negros que se habían alzado en las montañas por
motivo de las devastaciones del Gobernador Antonio de Osorio, plantea que este
ordenó a cuadrillas armadas recorrer las áreas circunvecinas a las poblaciones
de la Yaguana, Guaba, Sabana y Bánica, logrando detectar en el lugar conocido
como El Duan, antiguo nitaíno del cacicazgo de Jaragua, a un grupo de esclavos
pertenecientes a la etnia de los Bambara, mientras preparaban su alimento
tradicional al que denominaban chen-chen”, refiere Caamaño Castillo en el
trabajo ya citado.
Citando la “Descripción
geográfica, física, civil y política de la parte oeste de la Isla de Santo
Domingo”, del cronista francés Moreau de Saint Mery, Caamaño Castillo aporta
otro detalle sumamente interesante: “Los Bambaras, al decir de los escritores
Aguirre Beltrán, Alberto Vázquez Figueroa y Carlos Esteban Deivi, era un grupo
étnico nacido de la unión de miembros de la etnia Mandinga con los de la etnia
Bevisi, cuya ubicación en África se localizaba a orilla del rió Níger, donde se
dedicaban al cultivo del maíz y a la práctica animista”, refiere.
“Este hecho, que puede
considerarse aislado, es probable, que al pasar el tiempo se constituyera en el
primer eslabón, en la introducción de expresiones de la lengua cróele que
tendría mayor arraigo, no solo por ser un elemento gastronómico, sino también
por su uso, en actividades de carácter mágico-religiosa, como el gagá, el vudù,
entre otros elementos del sincretismo cultural haitiano”, agrega Caamaño
Castillo, basado en la misma fuente.
A propósito de los
bucaneros, reportes de la época indican que muchos de ellos eran propietarios
de sus animales, mientras que otros trabajaban de manera compartida,
manteniendo un porcentaje de los terneros nuevos. Algunos Vivian en ranchos y
dependían de perros entrenados para cuidar los animales durante el día,
mientras que la noche los encerraban en corrales construidos para esos fines.
“Su ejercicio común es
pelear con animales salvajes, matando toros con lanzas para obtener el cuero,
domesticando salvajes y mulas y matando cerdos para carne. Ese estilo de vida
hacía la gente casi inhumana y áspera, algunos de ellos plantaban un pequeño
jardín”.
La cita anterior es del
libro “Descripción de la isla española o de Santo Domingo, 1699”, de Araujo y
Rivera. “Solo aquellos que tenían esclavos plantaban cualquier cosecha…Ellos
vivían en los bosques y campos en forma bárbara, en lugar que ellos llamaban
bujíos”, agrega ese autor, refiriéndose al modus operandi de los bucaneros que
merodiaban en la parte céntrica de la isla.
El gobernador Antonio de
Osorio (1597-1608) fue sustituido por Diego Gómez de Sandoval (1608-1624),
quien hubo de aplicar medidas tendentes a mejorar los hatos existentes, que
constituía el único medio de bienestar económico. El escritor Caamaño Castillo
sostiene que con el discurrir de los años, específicamente durante la gestión
del gobernador Joaquín García Moreno (1785-1786), “El Duán” fue convertido en
un hato, como ocurrió con otras comunidades de la región.
“Todo lo que hemos
recorrido y descrito de San Rafael al pequeño Yaque (río Yaque del Sur)…es a la
fecha usado solo para crianza de ganado vacuno, intencionado en gran parte para
aprovisionar la colonia francesa…”, indica Moreau de Saint Mery, en su
“Descripción Topográfica y Política de la parte Española de Santo Domingo”.
En 1785, Antonio Sánchez
Valverde urgió al gobierno de la colonia española de la isla a mantener la
industria del gobierno vacuno, notando que había sido, “para el tiempo del
principio de nuestro descenso, el único apoyo para La Española”. Moreau de
Saint Mery describió los hatos como “posesiones inmensas…donde caballos y
ganados son criados con poco cuidado”.
A partir del 1801, Haití
llevó a cabo una política de agresión constante contra la parte Este (hoy
República Dominicana), lanzando repetidas invasiones entre esa fecha 1856. Por
supuesto, este período de continua hostilidad limitó el desarrollo de las
actividades económicas en Comendador, y preparó el camino para que en la
segunda mitad del siglo 19 la zona se convirtiera en refugio de
revolucionarios, tanto dominicanos como haitianos.
Como consecuencia del
paso devastador de los ejércitos haitianos, Comendador y los demás pueblos de
la región fueron demolidos repetidamente, y el ganado fue matado brutalmente
por los ejércitos haitianos, tanto en el avance como en la retirada. Comendador
sufrió la peor parte en ese aspecto, por estar ubicado precisamente junto al
camino real que comunica al Este y el Oeste.
Al Oeste de Comendador,
colindando con Haití, está el famoso cerro de Cachimán, donde se produjeron
varias batallas y escaramuzas militares durante la guerra de independencia,
destacándose en ellos el general Antonio Duvergé y el propio coronel Elías
Piña.
En el año 1844, cuando se
fundó la República, Comendador era una sección y a la vez puesto cantonal de
Las Matas de Farfán, que para entonces era común de Azua, una de las cinco
provincias en la quedó dividido el naciente Estado.
Varios autores sostienen
que aunque los orígenes de Comendador se remontan a siglos atrás, su verdadera
fundación como pueblo ocurrió en 1868, coincidiendo con el inicio de la llamada
Guerra de los Seis Años de José María Cabral contra el gobierno de Buenaventura
Báez y sus pretensiones de anexar el país a los Estados Unidos.
La importancia de
Comendador a finales del siglo 19 era tal que antes de que terminara ese
lustro, la demarcación fronteriza fue dotada de una aduana central, con sendas
sucursales en El Cercado y Bánica.
En 1907, cuando la
división político basada en puestos cantonales y distritos fue sustituida por
comunes, el poblado de Comendador pasó a ser una común de la provincia de Azua,
alcanzando la misma categoría de Las Matas de Farfán, demarcación a la que
había pertenecido hasta ese momento. Al año siguiente, en 1908, fue elevada a
la categoría de municipio de la misma provincia.
El 29 de noviembre de
1930, durante la primera oleada de cambio de denominaciones y jurisdicciones
realizadas por la incipiente dictadura de Trujillo, la común de Comendador
perdió su nombre colonial y pasó a llamarse Elías Piña, en honor a un coronel
nacido en el paraje La Margarita, actual sección de Puello, que se había
destacado en la primera fase de la guerra de independencia.
En 1938, al crearse la
provincia Benefactor (ahora San Juan), Comendador también fue segregado de Azua
y pasó a formar parte de la nueva demarcación provincial, la cual hacía
frontera con Haití. Sin embargo, en 1942, dentro del programa de
"dominicanización de la frontera", se creó la provincia San Rafael,
nombre que posteriormente fue sustituido por el de Estrelleta y que el 29 de
mayo de 1972, mediante Ley número 342, fue cambiado por Elías Piña.
Entre 1944 y 1954 fueron
inauguradas decenas de obras, entre ellas el Palacio Municipal, la escuela
básica Juan Pablo Duarte, la Fortaleza Estrelleta, la cárcel pública, la Casa
Presidencial o Mansión de Trujillo, el Palacio de la Policía, la iglesia
p...Ver más
En esos tiempos, y por
disposición del gobierno de Trujillo, llegaron a Comendador funcionarios
provenientes de diferentes puntos del país y de la región para trabajar en las
aduanas, juzgado de paz, junta electoral, oficialía civil, rentas internas,
entre otras áreas no menos importantes, sentando así las bases para que los
habitantes de la demarcación quedaran incorporados efectivamente al quehacer
cotidiano de la República Dominicana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario