La incorporación del territorio de la antigua colonia
española de Santo Domingo a la República de Haití en 1822 provocó una gran
estampida de familias dominicanas hacia otros lugares del continente, situación
que se fue agudizando en la medida en que el presidente haitiano Jean Pierre
Boyer iba imponiendo sus criterios en toda la parte oriental de la isla, ahora
República Dominicana…
“Huyó todo el que pudo”, señala la investigadora Emilia
Pereyra en un trabajo publicado en el Diario Libre…
Cientos de familias
distinguidas salieron del territorio de la actual República Dominicana y se
radicaron definitivamente en otros lugares del continente... Médicos,
profesores, abogados, poetas, periodistas, escritores, políticos, hacendados y
personas de otros quehaceres decidieron abandonar su lar natal con carácter
definitivo…
De igual manera, conventos enteros marcharon hacia las demás
colonias y países latinoamericanos, donde en muchos casos dejaron una impronta
imperecedera, sobre todo en el aspecto cultural…
Mientras esto ocurría, Boyer
se esforzaba en controlar todos los resortes del poder en el territorio
conquistado, cuyos habitantes tenían una cultura muy diferente a la de Haití,
lo que se evidenciaba en el idioma, la religión y otros aspectos de la vida…
Cuba fue el lugar elegido por la mayoría de los dominicanos para para fijar su
nuevo hogar. Otros, en tanto, se fueron a México, Puerto Rico, Venezuela,
Colombia y a otros lugares...
La veterana periodista y escritora Emilia Pereyra
recuerda que no era la primera vez que residentes de la parte Este de la isla
(actual República Dominicana) abandonaban el territorio en masa, y refiere que
con la entrada a la parte oriental de Toussaint Louverture en 1801, después de
la firma del Tratado de Basilea de 1795, se produjo un éxodo de la población
hacia Puerto Rico, Venezuela y otros dominios españoles…
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